🔺¡Hola amigos, espero que todos estén muy bien! Gracias por leer y compartir este maravilloso espacio, agradezco a todas las personas que leen y a todos los países que hacen parte de nuestro blog llamado #Ustedesdelosmios.
🔻Como ustedes saben, y como dije en la entrada anterior, esta la continuación de nuestra entrada, debido a su extensión la dividí en dos partes, este es el segundo especial de dos entradas de nuestro blog.
🔼#Ustedesdelosmios si también ha estado hospitalizado parte 2
⏩Seguimos con la parte #2 de la entrada del viernes pasado: ⏮
si no saben de qué hablo, o dicen que estoy muy loco, les dejo en el siguiente link - click- de la entrada para poder entender esta historia; es la primera parte... por el momento, los brackets habían cambiado mi vida, y le habían dado un giro de 360 grados. Estár hospitalizado en un pabellón de enfermos, no me lo esperaba poder vivirlo a los 25 años. Yo, David Camacho, quién hace posible este blog, he sido muy sano, y he gozado de muy buena salud, me gusta hacer el deporte, comer de todo, a excepción de la piña y la sandía, es más hace tiempo les hicimos una entrada a estas dos frutas, si no saben de qué hablo, dejo para ustedes el siguiente link - click - que los llevará a conocer más de lo que pienso de la piña y acá también en el siguiente - link - click de lo que pienso de la sandía, que son las únicas dos cosas que no como, espero les guste y claro hagan parte de esta comunidad llamada #Ustedesdelosmios.
Siempre he creído en el destino y en la teoría determinista, de que las cosas pasan por algo, y lo digo en el sentido normal de la vida, yo sé que son teorías físicas que pueden aplicar, pero lo que me parece curioso es que todo es perfecto, no sé, pero cuando llegué al cuarto que me asignaron esos días de la hospitalización, comprendí muchas cosas y aprendí a escuchar y a entender los mensajes del determinismo. Llegué a un cuarto que era bonito, era blanco, todo limpio, entré sobre las 12:30 pm, recuerdo muy bien que el televisor estaba prendido y estaban dando las noticias. Pensé por un momento que la habitación iba a quedar sola, que tal vez, no tendría que compartirla con nadie, y que ese momento de dolor y de incertidumbre y de tener el cachete como un hamster iba estar en la intimidad personal, bueno, de las enfermeras y todo el cuerpo médico, pero que realmente iba a estar solo completamente.
Él buscaba su bolsa de ropa que su esposa le había traído y afirmaba que la habían dejado arriba en el segundo piso del hospital, tal vez eran sus únicas prendas de vestir, sus secretos más profundos se encontraban en esa bolsa que estaba perdida. Yo estaba medio dormido, cuando sentí que entró alguien, era una camilla grande, alguien que quería seguir luchando por la vida, pero que las injusticias de la vida, le habían tocado vivirlo de una forma no llena de calidad de vida como todos esperamos o soñamos. Cuando entró vi alguien con un aura bonita, mágica, de un sólo color que no alcanzo a recordar, sólo sé que sentí la conexión de la persona a través de mis ojos, al parecer, alguien de arriba, lo mandó para que fuera mi guardián y mi protector, un tenue saludo del señor, un tenue saludo mío, fue más que suficiente para romper el hielo, porque realmente, esa primer noche estaba haciendo mucho frío que era solo controlable debajo de las cobijas de la cama que nos habían asignado por unos días.
Con papá y mamá aprendí a que debo compartir espacios con ellos, mamá se fue sobre las 2:00 pm del hospital porque papá iba a llegar a visitarme en ese primer día catastrófico, porque ahora si sentía el dolor más profundo en el cachete y malestar general, sólo que estaba controlado, papá y mamá no se pueden ver, así que tengo que ser justo con ellos dos para compartir los espacios. Cuando estás en un espacio así como el hospital, te vuelves más humano, sabes que la muerte está de lado y que en cualquier momento te puede pescar, sólo que por el momento no me tocaba a mi. Sobre las 4:00 pm, recuerdo muy bien, que un paciente entró a la habitación, alguien que olía a abuelo, ese olor maravilloso que solo ellos tienen. El señor entró con la nieta, me pareció muy curioso porque ella era mi edad, creería yo que tendría unos 23 0 25, sólo que había un problema, el señor estaba en coma, el señor era un vegetal y ella sabía absolutamente todo, ella era quién le deba comida, quién lo limpiaba y quién le daba ánimo para salir de esta difícil situación.
La bolsa, no aparecía y mi colega de cuarto de esa noche estaba más angustiado, era un señor ya de la tercera edad, un lindo abuelo que el destino me envió para compartir mis días en el hospital. Papá me había dejado unas gelatinas y jugos para todo este tiempo, además de agua y de otras cosas para picar por si me daba hambre, porque sabía que iba a estár con dietas blandas y no sería nada fácil esos días en el hospital. Avisé en el trabajo que estaría hospitalizado y que no volvería por unos días, así que no hubo problema que ellos entendieran mi situación, cuando ellos fueron los que casi me llevaron a urgencias obligado, puesto que yo había ignorado todas sus recomendaciones, debo ser claro, el único culpable fui yo al pasar esta situación. Los hospitales tienen sonidos mágicos, unos de vida, de felicidad, otros oscuros y de muerte, así percibía yo, tal vez mis sentidos se habían vuelto frágiles al viento y al espacio que me había tocado. Algo que no puedo olvidar y que siempre me quedará marcado, es que yo tenía todo una bandeja de bebidas y de comidas y mi colega de cuarto las cosas que él tenía eran limitadas porque desafortunadamente no aparecía la bolsa de sus cositas que tanto quería. La enfermera le preguntó que si tenía agua, él respondió que no, y yo tenía un sin fin de bebidas, que hasta hoy, cuando escribo esto, me duele, porque no le compartí nada, bueno, hasta unos días después le regalé un pack de jugos Ades, que eran mis favoritos, sabría que él los necesitaba más que yo, ese día aprendí y la lección de la vida es que todos somos un cristal y en cualquier momento ese cristal se puede romper o quebrar, me sentía mal porque no le compartía nada; él estaba en un estado más vulnerable, su calidad de vida era inferior a la mía.
Por un momento me sentí violentado en mi espacio personal, puesto que pensaba que me imaginaba estando en mi cuarto sin que nadie me dijera o me mirara por absolutamente nada, aveces sólo es cuestión de privacidad la que necesitas, de esos espacios que son por ti y para ti, era claro que no los iba a tener, la persona que estaba a mi lado, me causaba mucha curiosidad, puesto que la chica que cuidaba el abuelo era algo importante en ese momento de la habitación ya que entraban y salían personas, o bueno, no personas, sino el cuerpo médico. No aguanté la curiosidad y sobre las 4:00 pm entablé conversación con ella, le pregunté que qué había pasado con su abuelo, ella me respondió que desde navidad había estado en coma y que había sufrido un infarto cerebral, es decir, estaba con vida, pero no acá en este planeta físico, sino en otro planeta donde todo es perfecto y o hay dolor, la miré a sus ojos y le vi la esperanza de que su abuelo tal vez iba a despertar de ese sueño eterno; ahí no entendí nunca nada, no comprendí las señales o mensajes que me estaban mandando a mi, porque al parecer fue desapercibido por mi conciencia y mi estado mental, yo sé que era por el dolor en el cachete y claro, por la incomodidad que sentía en ese lugar. Ella lo cuidaba, lo limpiaba, lo protegía, le hablaba dentro de su sueño eterno, le sonreía, lo hacía sentir muy importante y él, entendía, movía su cuerpo y cuando le limpiaban su cuerpo él respondía quejándose o dando unos pequeños saltos, ahí comprendí la palabra de "luchar" por tu vida y aferrarte a una esperanza, donde es cuestión de fe y de creer en que todo mejorará.
Les contaré algo curioso que me pasó en el segundo día de hospitalización, sobre las 7:00 am, un hospital vuelve a tener vida, la actividad médica se activa, las enfermera corren por sus pacientes y las personas visitan a sus familiares para saber cómo avanza su evolución, puesto que unos avanzan positivamente y otros negativamente. Su color era trigueño, igual que el mio, sus ojos cafés y su pelo largo y negro, era bajita, tenía una buena figura y su tono de voz era dulce y delicado. Cuando ella entró yo la miré con desgano, puesto que al parecer iba a ser el día que posiblemente me iban a quitar ese malestar general, el día que me iban a realizar el procedimiento para dar con el chiste del cachete, una punción con extracción de pus. Ella me preguntó muchas cosas, como las de rutina de un médico general, sólo que esa mañana fue diferente, porque, ella era una practicante a medicina, lo que sabía y que le pregunté fue que ya casi se iba a graduar, sólo que iba seguir estudiando, la verdad le hice cerebro flotante, porque en ese momento no quería saber nada de nada y de nadie. Sus manos estaban frías, debo decir que ella tenía temor en ponerlas sobre mi panza porque yo estaba calientito por las cobijas de la cama, la verdad es que en esos 3 días que estuve hospitalizado nunca me bañé y me sentía también incómodo, la verdad extrañaba mi cama y mi casa: desde el primer día que me dijeron que iba a quedar hospitalizado me quería ir. Ella sintió pena, o se sintió también incómoda, pero en todo momento le vi su actitud profesional de cuidar y preguntar por su paciente, en este caso yo; ella acabó con sus exámenes de rutina, anotó todo en su libreta personal de apuntes, me dio un resultado y lo que ella creía que me pasaba, era un ángel creería yo, al final prometió volver en la mañana del día siguiente, sólo que la mañana del día siguiente del tercer día no fue o no vino, no recuerdo su nombre, pero siempre me quedará en mi mente sus ojos y su rostro, además de sus manos frías. Al día siguiente, cuando ella tenía que estar, le pregunté a la enfermera médica que qué había pasado con la chicha practicante y ella me respondió qué ¿cuál chica practicante estás hablando?, ella respondió que sólo había dos y las dos llegaron inmediatamente al cuarto, sólo que ella, la chica que me había tocado con sus manos frías no estaba, no era ninguna de las que estaba. Todos me miraron con preocupación y no decidí preguntar más, pues porque no quería más problemas, dado que pensarían que estaría loco o alguna cosa, me gustaría saber, ¿qué piensan ustedes?
Sobre las 7:00 pm me sentí sólo, sabía que al estar en esa habitación necesitaba un tiempo para mi, para reflexionar sobre las cosas buenas o malas que hacemos a diario, el abuelo y la chica seguían conmigo, veíamos el canal que desde el comienzo estuvo cuando llegamos a ese cuarto, veía su angustia y claro, también tendía angustia porque no sabía que iba a pasar. La chica escuchó la noticia más importante del día, que a su abuelo le iban a dar una posible salida, la verdad, sólo estaban esperando coordinar unos tramites internos con el hospital y listo. Nunca había conocido que existen ambulancias medicalizadas, hasta ese día lo comprendí y realmente este paciente lo necesitaba, puesto que todos sus instrumentos de control eran importantes, un taxi o un carro particular no era lo que normalmente se hacía, así que de inmediato entré al internet de mi celular y averigüé de qué se trataba realmente. Sobre las 8:00 pm ellos se fueron, y el señor salió del cuarto, al igual que Karen, que era la chica que cuidaba su abuelo, recordé el nombre cuando escribí esto, me sentí sólo y sabía que el cuarto iba a estár ocupado rápidamente nuevamente. Sobre las 11:00 pm administraron las medicinas de control con las enfermeras de turno y al momento entraron a limpiar ese lado del cuarto, la cama, la mesa de noche, vidrios y paredes, baños para así poder evitar cualquier virus o enfermedad. La gran lección y la reflexión que me enseño Karen, es que el destino me había mandando un mensaje que nunca entendí y fue el siguiente, el abuelo de ella había estado en coma desde Diciembre del 2015, así que lo que probablemente es que mi abuela iba a estar en coma desde el 2016, cosa que se cumplió, con las mismas condiciones, sólo que el señor llevaba luchando más de año y medio y mi abuela se enfermó en Diciembre y decidió partir en Enero de este año, ahí entendí que el mundo es perfecto y que habían mandando un mensaje especial.
Para finalizar esta entrada, sólo puedo dar continuidad a la historia de la otra persona que llegó a mi habitación sobre la madrugada, esa persona que buscaba su bolsa personal. Sentía miedo, porque él estaba ahí conmigo compartiendo ese espacio, al día siguiente, la bolsa apreció, las cositas que el señor buscaba aparecieron, su ropa, su billetera y un jugo hacían parte de esta angustiosa búsqueda. Tengo que ser sincero, no me acuerdo del nombre del señor, era muy humilde, tan humilde que no tenía para una botella de agua de $1.000, que sólo hablaba con su esposa de los múltiples antojos que tenía, siempre me hablaba de un buen desayuno y de cómo disfrutar de una buena carne, en medio de su sencillez, era un hombre que le gustaba disfrutar de una buena comida, su problema renal me hizo recordar que todos vamos para allá y que algún día estaremos mirando nuestras necesidades desde el otro lado del río. Me cuidaba, me protegía, me hablaba, me hacía sentir bien, los partes médicos para mi eran positivos, pero para él eran malos, no tenía evolución, y al parecer la angustia era que él no quería estar más en ese lugar al cual el destino nos hizo encontrar. El tercer día me dieron salida y las historias y mi ángel protector habían sido maravillosas, la bola que tenía en el cachete estaba en su fase final y ahora sólo me tocaba cuidarme en casa. Sentí tristeza al dejarlo, porque había sido mi compañero de cuarto, fue quién me protegió y me cuidó. Me dolió no dejarle algo de dinero, porque con su esposa hablaban que no tenían para pagar un taxi cuando les dieran salida, porque vivían por la vía que lleva de Bogotá a Villavicencio y por el afán de salir rápido e irme de ese lugar anoté equivocadamente el numero. Sólo espero que esté bien y agradezco por todas sus enseñanzas durante este tiempo tan fatal.
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Att: David Camacho H
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